El mal de amores

¿A quién no le gustaría descubrir la fórmula del amor? Saber si existe alguna razón racional por la que nos enamoramos de alguien en particular y nos cegamos sin ser capaces de admitir que esa persona nos pueda llegar a dañar. Será química, como dicen algunos, será un fallo de nuestro cerebro o ¿de verdad surge una conexión invisible, como una flecha disparada por un Cupido al que le gusta jugar a la ruleta rusa? Porque vamos a ser sinceros, si existiese el tal Cupido, menudo hijo de…

El amor no siempre es tranquilo y bonito, puede que eso fuese lo ideal, pero, las grandes historias, los poemas de amor más intensos, siempre han surgido del dolor provocado por no ser correspondido, de la impotencia de no poder estar con el ser amado y, sobre todo, de la idealización. Si a Kafka o a Becker les hubiese ido bien en su vida amorosa, no habrían plasmado sobre el papel sentimientos tan intensos. ¡Quién habría pensado que Kafka sufrió tanto por amor! Sus Cartas a Milena son la más pura expresión del amor idealizado, del sufrimiento a causa de la distancia (provocada por la falta de libertad de Milena) y el anhelo por ver al ser amado. Puede que Kafka fuese una persona enferma de amor. Se enamoró tantas veces y con tanta intensidad, que quizá su frágil cuerpo no pudo soportarlo. Y es posible que le sucediese lo mismo a Becker.

Otra vez oigo hablar de tu enfermedad. Milena, ¿no tendrías que meterte en la cama? Tal vez deberías hacerlo. Y tal vez estás ya en la cama mientras escribo esto. ¿No era yo hace un mes mejor persona? Me ocupaba de ti (solo mentalmente, por otra parte), sabía que estabas enferma, ahora ya no, ahora solo pienso en mi enfermedad y en mi salud, y ambas cosas, lo primero y lo segundo, eres tú.

Franz Kafka – Cartas a Milena

Alguien me dijo una vez: «Tus sentimientos son tuyos, no se los debes a nadie, no permitas que te arrebaten algo tan bonito». Y es cierto, nosotros somos los responsables de lo que sentimos, nadie más. El amor puede llevarnos a la luna o condenarnos a la más oscura de las profundidades, pero es nuestra decisión lo que hacemos con esos sentimientos. Podemos dejar que nos destruyan o podemos usarlos para inspirarnos, luchar por ser mejores y construir algo bello.

El amor es la droga más pura y adictiva que existe y es tremendamente difícil desengancharse. Solo el tiempo y las verdades duras y crueles son la cura para esta enfermedad. Pero, en ocasiones, el desamor puede resultar incluso más adictivo.

Hace poco descubrí que el 29 de julio se celebra el día internacional del mal de amores. ¡Curioso que el desamor tenga un día de celebración propio! Quizá se deba a toda la riqueza que ha generado en la literatura.

Hay quienes dicen que el mal de amores es una enfermedad, pues tiene síntomas físicos y psicológicos. Y si existiese una píldora que, al tomarla, instantáneamente dejásemos de sufrir por amor: ¿la tomarías?

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