Yo confieso

Llave en el mar

Querido extraño:

Ha pasado una semana desde que nos… observamos. Y desde entonces, no me había atrevido a volver a la cafetería desde la que me gusta estudiar a la gente mientras escribo. Tenía miedo de que nuestras miradas volviesen a cruzarse. Pero desde ese día, tampoco he vuelto a escribir y eso me ha generado una angustia terrible. Necesito escribir más que respirar. No sabes lo que significa para mí dejar mis ideas fluir, soñar, crear mundos nuevos y meterme en la piel de personajes para vivir vidas que jamás me atrevería a vivir en la vida real. Necesito hacerlo. Es una vía de escape de todo lo que me ha roto. Quizá no consiga arreglarme, pero cuando escribo, me siento viva de verdad. Incluso podría decirse que me siento alguien como tú, lleno de confianza en sí mismo. Necesito la seguridad de esa cristalera que me refugia del mundo y me permite observar las vidas ajenas mientras yo paso desapercibida. Necesito el aroma de ese café que despierta mis sentidos a primera hora de la mañana. Necesito la confianza de ese camarero que me sirve lo de siempre sin que yo se lo pida y sabe cuándo tengo ganas de hablar y cuándo necesito resguardarme en la soledad.

Y durante una semana, tú me has robado todo eso. Mi mundo. Por una mirada. ¡He renunciado a mi mundo por miedo a tu mirada! ¿A qué has renunciado tú?

Seguro que te olvidaste de mí mientras mantenías aquella conversación que podría haber esperado, pero tú decidiste que no, que la que podía esperar era yo. Eso me ha carcomido durante una semana entera. Así que aquí estoy otra vez, sentada a la mesa de siempre, junto a la cristalera de siempre, escribiéndote de nuevo, sigo preguntándome por qué, y convenciéndome de que aquella mirada no fue para tanto, que me pilló en un momento bajo o que fue cosa de mi desmedida imaginación. Y me he repetido a mí misma, así como unas cien veces, como si fuera un mantra, que, si por alguna casualidad nuestros ojos se vuelven a encontrar, seré yo la que te dé la espalda porque la puerta de mi corazón está cerrada y hace tiempo que arrojé la llave al mar.

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