Sobre mí

Nací un caluroso día de julio en Vigo, una ciudad junto al mar con un encanto especial. Allí residí hasta los dieciocho años. Fue entonces cuando me mudé a Coruña para perseguir un sueño, el que creía mi vocación: estudiar Arquitectura Técnica. Y aunque llegué a ejercer dicha profesión, comprendí que lo que idealizamos en los sueños, en ocasiones, poco tiene que ver con la realidad. Así que, tras diversas experiencias, continúo dando pasos en el camino de la vida y creo que al fin he encontrado mi verdadera vocación: la escritura.

Desde que era niña he sentido la necesidad de plasmar en papel sentimientos que no podía expresar de otra manera. Con el tiempo, mi cerebro comenzó a construir historias sobre otros mundos, soñar con vidas pasadas… Hasta que la vida adulta me pasó por encima y dejé de hacer todo lo que me hacía feliz. Siempre nos han dicho que eso es ser adulto, dejar nuestros sueños infantiles atrás, crecer, dejar morir el niño que hay en ti. Pero mi niña interior no se fue, se mantuvo aletargada esperando el instante adecuado para provocar en mí una revolución. Y cuando llegó el momento oportuno me gritó: «¿Qué has estado haciendo todo este tiempo? ¿Por qué no has luchado por mi sueño?». Comprendí que nos había decepcionado y prometí no volver a hacerlo. Y aunque no pueda recuperar el tiempo perdido, voy a intentarlo. Por eso estoy aquí, contándote una historia. Me encanta inventar historias que hablan de sentimientos. Descifrar las razones de nuestros actos, desentrañar las emociones enredadas en las palabras. No contaré siempre historias bonitas, porque mi intención es provocar todo tipo de sentimientos en el lector. Conseguir que se vea reflejado en alguna situación o que viva otras que, de otra manera, quizá nunca habría experimentado. Porque los libros nos permiten vivir mil vidas, conocer otras ciudades e incluso mundos increíbles. Sin embargo, en mi opinión, la base de toda historia son las relaciones humanas y sus emociones.

Para mí, la emoción más grande, la que más nos mueve, es el amor. Pero una historia de amor no siempre responde a una relación sana, respetuosa, sin altibajos… Los seres humanos sentimos cada uno a nuestra manera y esto influye en la forma en la que nos relacionamos. Si fuésemos perfectos, nos comprenderíamos a nosotros y a los demás, y nos evitaríamos mucho sufrimiento, aunque también creo que el mundo sería más aburrido. Por eso me gusta contar tanto historias bonitas como aquellas que pueden remover, que pueden llevar a los personajes al borde de la locura, porque todas se basan en sentimientos reales. Y porque pueden ayudarnos a comprender los actos de los demás desde otro punto de vista e incluso a tomar decisiones. El amor no siempre nos hace sentir bien, no siempre es hermoso, pero nosotros tenemos el poder de decidir cómo utilizamos ese sentimiento. Siempre hay dos opciones, tú eliges el camino.

Creo que yo he elegido el del aprendizaje frente a la destrucción. El de recomponerse para construir un “yo” más fuerte. Y aunque, en ocasiones, mis historias puedan transmitir dolor, por encima de todo intentaré dejar una puerta abierta a la esperanza. Porque por muy oscuro que nos parezca el presente, por mucho que nos cueste respirar, mañana dolerá un poco menos si nos aferramos a nosotros mismos, si decidimos querernos por encima de los demás, porque somos la única persona que, a ciencia cierta, estará con nosotros el resto de nuestra vida y es vital que comencemos a amarnos con todas nuestras virtudes y defectos.

No me malinterpretes, aunque pueda sonar algo trágica, no pretendo convertirme en la reina del drama ni en la abanderada del amor propio, tengo varios proyectos abiertos como comedia, paranormal e incluso denuncia social; no le cierro la puerta a nada porque mi intención principal es entretener. Por eso te invito a acompañarme en mi camino y que seas tú quien decida qué faceta te gusta más.


Deja un comentario